Adam Diston, Reliquen-Scotland-1891


Es el estilo lo que hace que la foto sea lenguaje.



















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domingo, 10 de mayo de 2015

Schreber no es poeta (La poesía es creación de un sujeto que asume un nuevo orden de relación simbólica con el mundo)






Ilustración de Griechische Heldensagen für die Jugend bearbeitet
(H J. C. Andrä, 1902- Ataque de los lestrigones)




Acabo de tirar a la papelera de reciclaje 3 páginas.

Esos dos “libros” de ese fulano que he puesto últimamente son el relato en vivo de un delirio.
Y si lo he tirado, no es para ahora volverlo a rescatar. Lo único que me parece imprescindible de rescatar, dadas las circunstancias, es esto:



«Schreber no es poeta. (…) Podemos resumir la posición en que estamos respecto a su discurso cuando lo conocemos, diciendo que es sin duda escritor más no poeta. Schreber no nos introduce a una nueva dimensión de la experiencia. Hay poesía cada vez que un escrito nos introduce en un mundo diferente al nuestro y dándonos la presencia de un ser, de determinada relación fundamental, lo hace nuestro también. La poesía hace que no podamos dudar de la autenticidad de la experiencia de San Juan de la Cruz, ni de Proust, ni de Gerard de Nerval. La poesía es creación de un sujeto que asume un nuevo orden de relación simbólica con el mundo. No hay nada parecido en las Memorias de Schreber».

-Seminario 3.  Las psicosis. Jacques Lacan-




Llevo 7 años contando esto.

Si yo señalo frases de Lacan, no es para hacerme la interesante, sino porque he tenido que ir yo misma a leer a Lacan para poder explicarme algo que parece no tener solución. Es decir: que un fulano al que no he visto en persona en toda mi vida haya decidido que yo tengo que morir para que él “escriba”, eso, ¡eso no me cabe en ningún sitio del planeta!

Y como ya lleva los 5000 seguidores, y como me he tenido que ir de todos los sitios a donde él me siguió, a mí, no yo a él, sino él a mí. Y si al hacerlo resultó que me seguí teniendo que ir, porque… No me digan por qué: esa supuesta mujer no es una mujer. No hay libertad en eso, en decir eso o no decirlo, por el expreso motivo de que es parte del delirio bajo el cual ha decidido que tiene que “ser yo”, y yo sobro de todas partes.

Mi problema, por tanto, no es el delirio de ese fulano: mi problema es que la gente le cree.
No me cabe más daño. No señor. Hoy no he dicho nada, ¿para qué? Si ayer acabé agotada y ¿hoy? Hoy la señal que lanzó fue aquí:

Lacan ponía el ej. del picón en el apareamiento, los agujeros que hacía mientras esa fase y que los consideraba como parte de la tarea en sí, que si algún animal se acercaba a esos agujeros, lo consideraría un invasor. Y entonces el fulanito me lanzó una señal.

Y bueno, cuando me está arrebatando hasta el oxígeno para respirar, y no exagero, el cerco a veces me produce todas esas cosas, entonces, entonces, ¡ENTONCES! Con esos aliados, tal como Hitler que tenía severos argumentos para expulsar a quienes le parecían a él enemigos, entonces ¿cómo se va a poder esto solucionar? Si todo está a manos de un tipo capaz de convencer haciendo eso.

Es tan rocambolesco que se meta en mi casa, en mis teléfonos, en mi Word, entre mis relaciones pero para dividir, etc. y que se sirva de Lacan para afianzarse en que “me vaya”, yo. Da igual; Lacan es brillante en lo que dice, extremadamente brillante, pero ¡señores!: esto es Facebook y esto es la realidad y la teoría se aplica según convenga. Y no me creo que Lacan pudiera dudar de que esos escritos plagados de neologismos fueran otra cosa que el relato de un delirio.









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