Adam Diston, Reliquen-Scotland-1891


Es el estilo lo que hace que la foto sea lenguaje.



















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miércoles, 20 de noviembre de 2013

«ESTO»






«ESTO»

 


«Sea lo que sea lo que ella ofrezca a la vista, y sea cual sea la manera empleada, una foto es siempre invisible; no es a ella a quien vemos».


(Roland Barthes, La cámara lúcida)






Hay algo en esas fotografías, en casi todas, incluso en las que por entero no me gustan y hasta en las que me disgustan. Hay algo, y eso debe ser el referente del que habla Barthes.

Es como la punta de un iceberg del que, sí tirase, saldría toda una historia a la superficie. Se trata de algo que está lo suficientemente organizado como para que ni los gustos ni los disgustos lo puedan llegar a ocultar; no es nada inmovible, pero sí es muy sólido, lo suficientemente construido como para producir el efecto de todo un discurso, porque lo firme no es cómo se pueda decir, sino lo que anda por debajo.


Cuando es placentero, lo considero estética, y cuando no lo es, lo rechazo; y entre medias de esos dos polos, toda la gama de sensaciones, incluyendo la indiferencia a la que puedo llegar después de haberme fijado. Pero en esa clase de fotos hay un altísimo porcentaje de que se manifieste la estética, y cuando es al revés, igual logro ver lo que me punza, lo que deseo no haber visto. El hecho de que sean artísticas incide en que, por lo menos, las pueda mirar, lo que ya es un alto grado de elaboración de lo real.

Las fotografías, al igual que la pintura o la música, pueden cubrir el vasto campo de las palabras cuando éstas no consiguen expresar las emociones o los afectos porque lo hacen a un nivel menos vigilado por la censura.

Una obra acabada será esa construcción en la que se podrá ver lo que del iceberg sale a la superficie. No sé… no sé si de tanto buscar en las capas internas sea por lo que se me hace imposible ninguna construcción que me valga para mostrar ese «Ta, Da, Sa!»*  o al menos pronunciarlo, algún discurso.



Pilar García Puerta





* Roland Barthes, La Cámara Lúcida










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